Una ventana más para desde mi perspectiva personal narrar una experiencia de vida sensible al arte y a las sensaciones que nos dejan los que están y los que pasaron, los que hicieron y los que simplemente sólo miraron sin ver.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Szyszlo
Paracas, Sol Negro y Trashumantes son series de obras de diferentes formatos y que corresponden a distintos momentos en la vida de uno de los más importantes artistas plásticos que tiene el Perú.
“…Me levanto todos los días a la misma hora y termino de trabajar todos los días cuando se va la luz…”dice el pintor de 87 años, uno de los más destacados artistas de vanguardia sudamericana y figura clave en el desarrollo del arte abstracto en América Latina.
Szyszlo nace en el balneario limeño de Barranco y es hijo de un ciudadano polaco con la hermana del escritor peruano Abraham Valdelomar. Fernando Szyszlo Valdelomar estudia arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), carrera que deja para ingresar a la Escuela de Winternitz en la Universidad Católica, su primera exposición fue en 1947, en 1974 se calculaba que había pintado 1,500 cuadros, hoy la cifra fácilmente es diez veces mayor y también sus precios (en mercados internacionales superan los 180 mil dólares).
"La pintura de Szyszlo está profundamente enraizada no en una realidad, sino en muchas realidades. En la antigüedad, desde luego; en el mundo prehispánico por el que él siempre ha sentido una enorme curiosidad y un gran amor. El pasado peruano ha depositado en sus cuadros colores y formas que inmediatamente nos remiten a ese mundo anterior a la articulación del Perú y de América con el Occidente. Ese arte ha inspirado a Szyszlo y está presente como motivos y también como colores y formas en los muros, en las escaleras, en las alusiones de andenerías que frecuentan sus cuadros. Hay en ellos algo siempre muy misterioso. [
] Al mismo tiempo, estos cuadros aparentemente no figurativos a veces nos comunican tristeza, a veces melancolía y a veces el amor y la pasión". Dice el Premio Novel y amigo íntimo del artista, Mario Vargas Llosa.
El año pasado Fernando de Szyszlo fue condecorado con la máxima condecoración que otorga el Perú representada por la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz. Ese mismo año (2011) se inauguró una gran muestra retrospectiva de toda su obra en el Museo de Arte de Lima.
Este año recibió la medalla “Adolfo Winternitz” otorgada por el Premio Southern, destinado a reconocer los aportes significativos a la ciencia y la cultura por personalidades comprometidas con el país, como Fernando de Szyszlo. Desde la semana pasada en la galería Fórum de Miraflores, se exhiben 13 obras realizadas en el último año, en ellas todo el temperamento telúrico de nuestra tierra junto a la madurez de un gran artista.
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miércoles, 21 de noviembre de 2012
GRAN CAMINO INCA
QHAPAQ ÑAM
Comparable a ‘La Ruta de La Seda’ que unía Asia con Europa llegando a unir Chang’an (China) con los reinos hispánicos, El Qhapaq Ñan, (El Gran Camino o Camino del Señor) es una extensa red de caminos que partía del Cusco, y se extendía por los cuatro suyos conectando así los territorios de distintas etnias conquistadas por los incas, en territorios que actualmente son parte de Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile, Argentina y por supuesto Perú.
Caminos empedrados que atravesaban los nevados mas altos, caminos con sistemas de drenaje, delimitados con taludes, puentes y escalinatas una obra majestuosa que maravilló en el siglo XVI a los españoles. Recorría costa y miraba al mar y a la isla Cavillaca desde Pachacamac en la costa de Lima, nos llevaba a Macchu Picchu cruzando el puente trenzado Queswachaka, cruzaba nevados, atravesaba ríos caudalosos y entraba en la selva alta.
El camino recorría longitudinalmente la costa oeste del continente, la sierra y los caminos de penetración a la selva, hay 15,000 kilómetros reconocidos pero se estima que pueden llegar a ser más de 23,000 kilómetros. Lo cierto es que corría desde el sur de Colombia hasta el rio Maule en Chile y de allí hasta Mendoza en Argentina. No solo era un sistema vial, unía pueblos, etnias americanas, lenguas y costumbres.
En el siglo XVI el cronista Pedro Cieza de León narraba que “desde que ay memoria de gentes, no se ha leído de tanta grandeza como tuvo el camino inca, hecho por valles hondos y por sierras altas, por montes de nieve, por tremendales de agua,...
*La última semana el presidente Ollanta Humala presentó en Paris, en la sede la UNESCO, el expediente para que esta valiosa obra pre –inca e inca sea considerado Patrimonio Cultural del Mundo, en tanto el Director Regional de Cultura de Amazonas acudía a los medios de prensa a denunciar que el alcalde de Chachapoyas había construido una loza deportiva y destruido 200 metros del camino inca para hacer una trocha carro sable para llegar a esta.




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jueves, 8 de noviembre de 2012
EL DIOS QUE INCLINA LA CABEZA
Casi entre susurros escuchaba de él, “ya llegó, dicen que lo tenía en su cuarto…”, “Esta en el sótano y tiene una fuerza enorme…hay que tener cuidado…”, “…es el dios mas poderoso de todos…”.
Ante tanto comentario y nadie que me cuente que o quien estaba en el sótano, bajando en uno de los ascensores del Ministerio de Cultura, interrumpí una de tantas charlas misteriosas y entrecortadas …”de quien hablan?” me contaron la historia, era el dios de Pachacamac, el verdadero, el oráculo, donde fueron a adorar y a pedir respuestas miles de antiguos peruanos durante cientos de años, el dios que era motivo de peregrinación y por el que venían desde el Ecuador (parte del Imperio) a traer ofrendas de Spondylus.
Me quedé pensando y recordé que los españoles al llegar a Pachacamac creyeron destruir la adoración y quemaron todo, nuestros antepasados enterraron lo valioso para ellos, entre ellos este madero tallado lleno de una iconografía riquísima que es el dios de Pachacamac o Dios de los Temblores, los antiguos peruanos pensaban que si inclinaba un poco la cabeza era señal inequívoca de que sucedería un terremoto.
El dios regresaba de Palacio de Gobierno donde había sido exhibido y la leyenda que corría en los pasillos y ascensores del Ministerio de Cultura, cuando asumimos los cargos al cambiar el gobierno, era que el presidente saliente, Alan García, lo había tenido, en su dormitorio en Palacio.
Por otro lado decían que tenía una energía muy fuerte, el entonces vice ministro de Patrimonio Cultural bajó a verlo y se sintió tan mal que se puso a vomitar, yo no quería verlo y calculaba que tan cerca o lejos estaba de mi oficina.
Una tarde decidí rendirle homenaje y mandar a diseñar las carátulas de los calendarios 2012 y los lapiceros con su iconografía, quise que nuevamente este entre su pueblo, se estaban demorando mucho en llevarlo a “su casa”, al complejo arqueológico de Pachacamac….había que contentarlo de alguna manera –aunque a veces también me imaginaba que seguro no le había molestado nada estar en Palacio- le sacaron fotos para los diseños y me preguntaron si quería ir a verlo, un madero largo de dos metros íntegramente tallado con una iconografía increíble y dos caras totalmente distintas…sentí su enorme energía, pensaba que si lo hacíamos con respeto, nada podía pasar; no puedo olvidar a Giancarlo, el fotógrafo, arrodillado pidiéndole permiso para fotografiarlo.
Hoy está en exhibición en el museo de sitio de Pachacamac…¿estará contento?
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